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último apunte de diario Stanley Payne y los anarquistas rusos
   
 
11/10/2017 | Carlos Taibo | anarquismo - Memoria |
www.carlostaibo.com (11 de octubre de 2017)
 
Desayuno esta ma�ana con la breve glosa que, en la "Revista de libros", y en el marco de un largo texto, Stanley Payne -el historiador de cabecera de la derecha revisionista espa�ola- despacha mi trabajo sobre el anarquismo ruso. Dice as�: "Hab�a una peque�a fuerza a la izquierda incluso de Lenin, y se trataba de los anarquistas rusos. Dado que en Espa�a se desarroll� un movimiento anarcosindicalista mucho m�s amplio, parece enteramente apropiado que un historiador espa�ol con declaradas simpat�as por el libertarismo haya alumbrado un nuevo estudio sobre el papel de los anarquistas rusos en el a�o del centenario, y esta es la tarea que lleva a cabo Carlos Taibo. Tiene muy pocos datos nuevos que presentar (si es que tiene alguno) y la mayor parte del libro se dedica a una comparaci�n de las aspiraciones del anarquismo ruso con las actuales pol�ticas y estructuras desarrolladas por el bolchevismo y las instituciones sovi�ticas. El libro concluye con un an�lisis de la revuelta de Kronstadt de 1921 y del movimiento de N�stor Majn� en Ucrania, que fueron las principales expresiones de libertarismo durante la guerra civil rusa".

Vaya decepci�n. Yo, que ingenuamente esperaba que Payne se refiriese de forma agria al desvar�o ideol�gico que supone que en 2017 todav�a haya gente que se reconozca "libertarista" -el traductor del avalador de P�o Moa no sabe, al parecer, que lo de "libertarismo" no tiene uso alguno en el castellano peninsular-, me topo con una opini�n que se limita a juzgar, prosaica y arrogantemente, la presunta originalidad de mi libro. No sin antes echar mano el amigo Payne, eso s�, y por rellenar l�neas que no quede, de ese jugoso argumento que sugiere que es muy l�gico que en un pa�s, Espa�a, con un movimiento anarcosindicalista tan potente en el pasado, alg�n valiente historiador se interese por sus correligionarios rusos.

Dice Payne que no aporto ning�n dato nuevo. En su sentido m�s literal, nada tengo que oponer a semejante afirmaci�n. En el buen entendido, claro, de que mi prop�sito en "Anarquismo y revoluci�n en Rusia" no era aportar eso, datos nuevos, sino recuperar, antes bien, aquello de lo que la abrumadora mayor�a de los historiadores al uso, y entre ellos los representantes de los vencedores de 1917 y 1991, no hablan. Y es que la huella de lo ocurrido con los comit�s de f�brica, con la comuna rural, con la revuelta de Kronshtadt o con la majn�vshina rara vez se asoma, y cuando lo hace es de manera frugal y meramente descriptiva, a los trabajos que, publicados en los �ltimos tiempos, se interesan por lo sucedido en Rusia un siglo atr�s.

Las carencias que, al respecto, arrastran esos textos de los que hablo invitan a recelar, por lo dem�s, del conocimiento del propio Payne -un historiador especializado en Espa�a- en lo que respecta a Rusia, en general, y a los anarquistas rusos, en particular. A poco que se repase la bibliograf�a especializada se descubrir� que estos �ltimos no constitu�an en modo alguno "una peque�a fuerza a la izquierda incluso de Lenin" (comprendo que a los lectores de Payne les resultar� dif�cil imaginar que pueda haber algo "a la izquierda" de Lenin). Y se sentir� la obligaci�n de subrayar que el giro libertarizante que el mayor dirigente bolchevique asumi� en abril de 1917 algo le debi� al temor de que esa supuesta peque�a fuerza adquiriese, en el marco general de una revoluci�n social en ciernes, un papel prominente. Esto aparte, y por lo dem�s, si Payne hubiese prestado alguna atenci�n a las tesis que desarrollo en mi libro, pronto se habr�a percatado de que entre ellas, y en lugar principal, est� la de que el impulso libertario mayor no se verific� ni en Kronshtadt ni al calor de la majn�vshina, sino, por el contrario, a trav�s de lo ocurrido al amparo de soviets, comit�s de f�brica y revueltas campesinas de muy diverso orden.

Ninguna sorpresa puede suscitar, en fin, que a Payne no le interese, o le parezca irrelevante, la cr�tica libertaria del incipiente poder bolchevique -el contempor�neo de los hechos, y no el "actual", como lo que supongo que es una p�sima traducci�n da a entender-, una cr�tica que la historiograf�a liberal ha esquivado siempre. Pena es que el se�or Payne no se haya tomado la molestia de certificar siquiera que el autor del libro que glosa no es un historiador, sino un profesor de Ciencia Pol�tica (de la condici�n de "espa�ol" que me atribuye ya hablar� otro d�a). La historiograf�a revisionista tiene que revisar, en efecto, muchas cosas.
 
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