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último apunte de diario De nuevo Georgie Dann
   
 
04/09/2012 | Carlos Taibo | Democracia - Medios de comunicación |
www.carlostaibo.com (4 de septiembre de 2012)
 
Recibo un mensaje amistoso de un colega que me reprocha el comentario con que obsequié, semanas atrás, a una iniciativa que corre por la Red. Si entonces no pude colocar el enlace --lo había perdido--, sí puedo hacerlo ahora: http://www.allourideas.org/asambleaconstituyente?locale=es.

La iniciativa en cuestión --que tiene, claro, un carácter testimonial-- plantea una votación virtual para elegir a las personas más adecuadas en lo que se refiere a una futura asamblea
constituyente. Parece entender mi interlocutor que mi rechazo del
experimento se deriva del hecho de que entre las personas a las que se
puede votar hay un buen número de gentes situadas en la derecha más ultramontana. Y agrega que una de las mejores pruebas de que los resultados son interesantes es el hecho de que quien escribe estas líneas --que era, sin saber por qué, uno de los candidatos elegibles-- se encuentra emplazado en el grupo de arriba, el de los más votados, a años luz de Jiménez Losantos o de Aznar.

Le aclaro en mi respuesta, y lo repito ahora, que no van por ahí mis
discrepancias. Lo que me molesta no es la lista de personas que se propone, sino el concepto de fondo que la inspira, en la medida en que no creo ni en los figurones ni en los personajes (incluido, si llega el caso, yo mismo). Tanto me incomoda aparecer junto a Jiménez Losantos como hacerlo con algunos de los santones de la 'izquierda progresista'
--obvio los nombres-- de los que mi interpelador me habla. Y, en ese
sentido, si cada cual es libre de organizar la votación que le
parezca, me permito -no me queda más remedio- expresar mi escaso contento con que se incluya mi nombre en la lista de marras.

Aunque tengo malas relaciones con elecciones, partidos y parlamentos, no es ésa la discusión que ahora me
interesa rescatar. Lo que, a mi entender, conviene discutir
seriamente al calor de una votación como la que me ocupa es el peso,
lamentable, de las figuras personales. Creo que hay que ser firmes en esto: contestar el sistema mientras acatamos reglas del juego principales de ese mismo sistema -la primacía de esas figuras- es generar, a mi entender, un profundo equívoco. Por eso, y una vez he podido comprobar, tras contener la respiración, que estaba por encima de Georgie Dann en las votaciones, me gustaría que desapareciese mi nombre en la lista de los santos ofertados (y que, en su defecto, a nadie se le ocurra votar por mí). Sería, con certeza, un pésimo y aburrido constituyente. A diferencia de mi admirado Dann. Que canta, eso sí, mucho peor que yo.
 
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