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último apunte de diario El Foro Social Mundial
   
 
20/01/2010 | Edgardo Carnero | - |
http://www.fsmmadrid.org/web2/index.php/foro-social-mundial-de-madrid/140-apoyos-al-fsmm-entrevista-a-carlos-taibo
 
Carlos Taibo Arias. Adem�s de compa�ero de viaje del movimiento altermundialista es un firme partidario del decrecimiento. Suya es la frase �La globalizaci�n avanza hacia un caos que escapa a todo control�. Profesor de Ciencia Pol�tica y Administraci�n en la universidad Aut�noma de Madrid, Carlos Taibo, -especializado en la pol�tica centroeuropea- lleva m�s de 26 libros publicados.
Autor, entre otros t�tulos, de Voces contra la globalizaci�n (Cr�tica, Barcelona, 2008; en colaboraci�n con Carlos Est�vez), Movimientos de resistencia frente a la globalizaci�n capitalista (B, Barcelona, 2005), Rapi�a global (Suma de letras, Madrid, 2006); Sobre pol�tica, mercado y convivencia (Catarata, Madrid, 2006; en colaboraci�n con el escritor Jos� Luis Sampedro), concedi� esta entrevista a la organizaci�n del III FSMM

Pregunta.- En el 2007 Usted dijo: �Los movimientos antiglobalizaci�n son los primeros que reclaman derechos para otros, no para sus afiliados�. �Fue en Seattle donde se inici� el movimiento antiglobalizaci�n? o como opina Noam Chomsky, fue en el tercer mundo (Brasil, India).
Carlos Taibo.- Las dos explicaciones son v�lidas. Si Seattle fue el momento simb�lico en el que los movimientos se manifestaron con claridad por vez primera, en varios lugares del Sur �en Chiapas, por ejemplo- se hab�an revelado antes muchos de los cimientos mentales y materiales de aqu�llos.

P.- Visto el �clima� imperante en Copenhague 18, �cree que la humanidad est� asistiendo a una nueva lucha de ancestrales intereses donde las personas son meros observadores?
C.T.- Ni siquiera estoy seguro de que seamos genuinos observadores: m�s bien preferimos mirar hacia otro lado y dar la espalda a lo que se nos viene encima. En cualquier caso, es evidente que en Copenhague se han impuesto una vez m�s, por la v�a de los Gobiernos, los intereses de los grandes poderes econ�micos.

P.- �Es el �decrecimiento� una alternativa a los que vislumbran que Otro mundo es posible?
C.T.- Es una necesidad en el mundo opulento. Pero el decrecimiento por s� solo no basta: hay que combinarlo con los instrumentos que, desde mucho tiempo atr�s, nos invitan a contestar la civilizaci�n capitalista y su tecnolog�a.

P.- La izquierda institucional actual y el m�todo asambleario, plural, horizontal de los Foros, �son compatibles en la busca de Otro Mundo Posible?
C.T.- Con toda evidencia, no. Cada vez estoy m�s convencido de que en el mundo de lo que prefiero llamar �antiglobalizaci�n� despunta con claridad una matriz libertaria que invita a recelar de cualquier forma de delegaci�n del poder. No deja de ser llamativo, aun as�, el desinter�s que la izquierda institucional muestra por estas iniciativas: acaso estamos obligados a concluir que no tiene fuerza siquiera para procurar la manipulaci�n interesada de los movimientos.

P.- Para el Foro 2010, en Madrid, mas de 150 organizaciones han preparado mas de 75 talleres (mas del doble, con respecto al anterior) con temas puntuales, pero con el fondo �crisis de valores crisis de la humanidad�, �A que atribuyes que en Madrid exista esta necesidad e inquietud?
C.T.- A tres razones: la impresentable deriva de �nuestros� gobernantes
-municipales, auton�micos, estatales-, la inanidad de las respuestas que aporta la izquierda institucional y, en fin, la conciencia de que esto se nos va, tanto en el terreno econ�mico-social como en el ecol�gico.

P.- Y por �ltimo. Unas palabras de apoyo y est�mulo a quienes van a participar en el Foro Social Mundial en Madrid 2010.
C.T.- Cada vez es m�s importante que escarbemos en la recuperaci�n de lo local, de la democracia directa y de la autogesti�n, frente a la l�gica de lo global que inspira al capitalismo que padecemos. En ese sentido, aunque es leg�timo guardar las distancias contra reuniones que con frecuencia se agotan en s� mismas, es importante intercambiar experiencias y procurar espacios comunes. No somos, en cualquier caso, ese movimiento marginal e irrelevante que tantos creen ver.
 
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